La primera vez que oí que el ser humano somos por naturaleza
resilientes, me puse a buscar su significado. De repente me aparecía ese
término por todos los lados, debates, artículos en prensa, todos hablaban de la
resiliencia.
Con
todo lo que leí me puse a escribir este post para recordarme a mí misma que ante la adversidad tenemos tres opciones: dejar que te marque, te destruya o te fortalezca.
La resiliencia es
la capacidad que tenemos los seres humanos para adaptarnos positivamente a las
situaciones adversas. Pero
que seamos resilientes no significa que no experimentemos dificultades o
angustias, ya que en algún momento de nuestras vidas todos sentimos tristeza,
incertidumbre, malestar o dolor, ya sea físico o emocional, sino que a pesar de
todos los obstáculos que se nos presenten y el gran impacto que tengan las
situaciones en nosotros, aun así, somos capaces de sobreponernos e ir
adaptándonos bien a lo largo del tiempo.
FÁBULA
DEL HELECHO Y EL BAMBÚ
Un
día decidí darme por vencido… renuncié a mi trabajo, a mi relación, a mi vida.
Fui al bosque para hablar con un anciano que decían era muy sabio.
- ¿Podría darme una buena razón para no darme por vencido? Le
pregunté.
- Mira a tu alrededor, me respondió, ¿ves el helecho y el
bambú?
- Sí, respondí.
- Cuando sembré las semillas del helecho y el bambú, las
cuidé muy bien. El helecho rápidamente creció. Su verde brillante cubría el
suelo. Pero nada salió de la semilla de bambú. Sin embargo no renuncié al
bambú.
- En el segundo año el helecho creció más brillante y
abundante y nuevamente, nada creció de la semilla de bambú. Pero no renuncié al
bambú.
- En el tercer año, aún nada brotó de la semilla de bambú.
Pero no renuncié al bambú.
- En el cuarto año, nuevamente nada salió de la semilla de
bambú. Pero no renuncié al bambú.
- En el quinto año un pequeño brote de bambú se asomó en la
tierra. En comparación con el helecho era aparentemente muy pequeño e
insignificante.
- El sexto año, el bambú creció más de 20 metros de altura.
Se había pasado cinco años echando raíces que lo sostuvieran. Aquellas raíces
lo hicieron fuerte y le dieron lo que necesitaba para sobrevivir.
- ¿Sabías que todo este tiempo que has estado luchando,
realmente has estado echando raíces? Le dijo el anciano y continuó…
- El bambú tiene un propósito diferente al del helecho, sin
embargo, ambos son necesarios y hacen del bosque un lugar hermoso.
- Nunca te arrepientas de un día en tu vida. Los buenos días
te dan felicidad. Los malos días te dan experiencia. Ambos son esenciales para
la vida, le dijo el anciano y continuó…
La felicidad te mantiene dulce. Los intentos te mantienen
fuerte. Las penas te mantienen humano. Las caídas te mantienen humilde. El
éxito te mantiene brillante…
Si no consigues lo que anhelas, no desesperes… quizá sólo
estés echando raíces…
Esta
fábula nos invita a reflexionar sobre el poder de la resiliencia, y tú?... Cuando la vida te lo pone difícil,
qué quieres ser: ¿Helecho o Bambú?
Pd.-
Te lo dedico a tí, la persona más resiliente del mundo mundial. Siempre con tu
mejor cara para todos los que tenemos la suerte de conocerte, aunque en mi
caso... la suerte la tengo yo. Gracias por entrar en mi vida Elena, formar parte
de ella y enseñarme que lo importante es... VIVIR! No te imaginas cuánto te
quiero...