Antes de dar la bienvenida al 2011, he reflexionado sobre el año que dejo atrás. Es cierto que en estos tiempos de crisis, quien más y quien menos se ve afectado por la situación catastrófica del país, de los amigos sin trabajo, de los negocios cerrados.
Pero para aquellos que nos movemos por sentimientos y que valoramos los buenos y malos momentos en base a lo que le hace latir al corazón, la lectura tiene otra perspectiva: más tiempo para disfrutar de los amigos, de la familia, cambiar los cafés por un rato en el parque, correr por la playa, disfrutar de tu ciudad en vacaciones y cómo no escuciplar en casa, el olor a pan recién hecho, el ver a mi pequeñín entusiasmado amasándolo y pegado al horno observando cómo crece y se hace mientras me mira asombrado, meriendas con los amigos, cenitas románticas de las que se disfruta desde el minuto cero diseñando la cena, comprando los ingredientes, preparándola con un buen vino y conversación amena que alimentas hasta las tantas de la madrugada. Navidades en familia, quemando los excesos provocados por el turrón en la San Silvestre del último día del año y escribiendo nuestra lista de propósitos para el año que llega.
Desde este punto de vista, algunos, incluso en estos tiempos podemos mirar el 2010 como un año mágico, yo sólo puedo sonreír y darle la bienvenida a este año esperando me haga tan feliz como el que acaba de irse.
Ojalá que sea así, que en el 2011 seáis tan felices como lo fuisteis en 2010. Y que sigas disfrutando con el escuciplar.
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