"Podría ser sólo la dirección de la casa donde viví con mis padres, pero no es así. Es mucho más que eso.
Un edificio de 4 plantas y dos pisos por planta, sin ascensor, lleno de buena gente y de vida, de historias, amores, desamores, pérdidas... pero una gran familia, con sus discusiones y sobre todo con un gran respeto y cariño que todavía hoy, aunque algunos desgraciadamente nos faltan y otros vivimos en otro sitio, existe.
Cariño que recibo cuando me encuentro con Manolo bajando a por el periódico mientras yo subo a los niños al cole, a Reme cuando me la encuentro por la zona, a sus hijos a los que ayudaba alguna vez yo y otras muchas mi hermana con las tareas escolares igual que me ayudaba a mi Marioli...
En nuestra calle lo teníamos todo: amigas, un montón de padres que nos vigilaban, nuestro vecino al que llamábamos con cariño "picatimbres" porque Natalia y yo no llegábamos todavía, la tienda de Nati, el quiosco, la panadería donde además durante un tiempo guardábamos la bici, el vermutín en el Vigo, la casa de Montse -hoy comadre y siempre amiga del alma- donde tanto reímos y lloramos, y enfrente el Cole con "La Pelos", la portera del colegio que sabía la historia de todo el colegio, la calle y si nos descuidamos de la ciudad.
Esta fue la dirección donde me crié y la comunidad de vecinos que recuerdo con tanto cariño, con las puertas de los pisos abiertas en las que nosotros, la gente menuda, entraba y salía sin orden ni concierto. Era nuestro micromundo en una calle.
Cuando escribí esto, hace tiempo, acababa diciendo que ya no hay comunidades como las de antes... sin embargo esto está cambiando.
Todos los días a las 8 de la tarde salimos a aplaudir, el primer día puse la música, ahora ya nos movemos con ella, nos saludamos al llegar y nos despedimos con un "hasta mañana" a voces. Mañana es sábado y tomaremos el vermut a la 1 con música que pone otra vecina.
Quizás esta cuarentena confinados en casa nos está acercando más, está dejando de lado la prisa para dar paso a la humanidad... quizás entonces, todos estamos encontrando nuestra Calle Los Ángeles."
"CAPRICHO DE DIOSES... tal vez el universo trata de decirnos que nada de lo que tenemos en la vida, ni tan siquiera el tiempo, merece la pena si no podemos compartirlo con otros. Espero que al salir, hayamos aprendido que lo que más echamos de menos son los abrazos y los besos."
Holaaaa!!! que bien relatas la vida en esos momentos tan complicados...ojalá ese triste mal sueño nos haga mejores personas y demo más valor a las pequeñas cosas de la vida y no tanto a lo material...un besazo!!!
ResponderEliminarGracias Mamilu, estoy segura que así será... ya lo verás. Un beso muy fuerte y ánimo, ya queda un día menos.
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