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21 junio 2011

ARITMÉTICA MORAL

Sí, lo prometí, la segunda parte del último post de sensaciones sobre la generosidad. Después de dos semanas intentando diseñarlo evidentemente con resultado nulo, hoy, leyendo un artículo estupendo cuyo contenido no viene al caso y pensando que todavía me sorprende el comportamiento de según qué gente, por fin se unieron todas mis sensaciones formando esta serie de razonamientos que aquí os dejo para su reflexión y si os apetece, posterior debate. 
El artículo mencionado se titulaba Aritmética moral y así lo titulo yo -con permiso de su creador-. Esta vez me tomaré vuestros comentarios como se lo toman los genios incomprendidos, por si acaso... .
Partiremos por definir la aritmética moral como la aritmética de los valores y los comportamientos. Una vez definida, estableceremos los siguientes sumatorios:
Error + arrogancia = ridículo espantoso
Según la aritmética moral, un error más una arrogancia da como resultado un ridículo espantoso. Veréis, un error cometido con humildad o una arrogancia en la defensa de algo cierto puede considerarse disculpable. Pero cuando el error comienza por establecer un foro inadecuado, por ej. delante de alguien, el que sea, que por ser eso mismo, "el que sea", no sabes quién es ni hasta qué punto está más informado que tú en lo que estás diciendo, y comienzas tu exposición sobre un tema, el que sea, en el que "te consideras" (otro error) erudito = ridículo espantoso. Lo peor de este ridículo es que de mano, no te enteras... aunque no sé si es peor cuando te das cuenta... . (Si aceptas un consejo, una señal de alarma es cuando tu foro o parte de él se calla y te deja hablar. No falla, saben más que tú y están viendo que te bastas y te sobras para hacer el ridículo espantoso. No confundas la buena educación con su falta de inteligencia -gran frase de mi querida Montse-).
Ridículo espantoso + disculpas inadecuadas = falta de dignidad
Una vez te das cuenta del ridículo espantoso, lo suyo sería pedir disculpas. A eso vamos, el pedirlas acusando al ofendido de haber tenido la culpa de tu ridículo espantoso = falta de dignidad (aunque eso sí, tiene su mérito, no voy a negarlo). ej: os pido perdón por mi comportamiento, no fue el más acertado dada la situación, pero conste que si alguien me hubiese informado de tal y tal... esto no hubiese pasado, bla, bla, bla.
Y entonces apareció ella, la generosidad... ¿Qué hacemos queridos? ¿Ponemos la otra mejilla? ¿Le dejamos que siga con su aritmética moral? ¿Hasta dónde llegaría nuestra generosidad?. Se aceptan sugerencias.

Gracias por estar ahí...

1 comentario:

  1. Lo he estado pensando mucho pq tb me viene al pelo cn mi situación personal donde me acusan de q los errores cometidos se podrian haber evitado o corregido si yo hubiera insistido reiteradamente en mostrarselos. Por consiguiente creo que la generosidad consiste en ofrecer a la persona la oportunidad de recalculo moral xa q no se repita el error. Esta generosidad dependerá del grado de cariño y/o hastio q tenga en el haber el individuo en nuestra cuenta personal, en lo q se refiere grado e intensidad de la explicación para la corrección de la suma. Claro que la generosidad como todo en la vida no es infinita, salvo el amor por nuestros hijos (lamentablemente existen contados casos en los q algunos consiguen mermarlo hasta extremos insospechados).Sandra

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